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El desarrollo infantil es un proceso dinámico en el que interaccionan aspectos biológicos, psicológicos y sociales. Los primeros años de la vida conforman un periodo crítico para el desarrollo de habilidades que permitirán al niño relacionarse satisfactoriamente con su entorno.

¿Por qué esos primeros años de vida son tan importantes para el desarrollo global del niño? El bebé nace con, aproximadamente, 100.000 millones de células cerebrales, llamadas también neuronas. Pero aún hay muy pocas conexiones neuronales, se estiman 253 millones de conexiones. Estas neuronas comenzarán a establecer conexiones unas con otras. Estas conexiones, que se conocen con el nombre de sinapsis, se producirán cuando el bebé reciba estímulos a través de sus sentidos: con su lengua, sus ojos, sus oídos, su olfato, etc., y a través del movimiento. Las redes neuronales crecerán, hasta alcanzar, a los cuatro años, 1.000 billones de conexiones neuronales, la mayor en toda su vida.

Con estas imágenes podemos hacernos una idea de cómo se multiplican las redes neuronales en los niños y por qué la infancia es un período crucial para el establecimiento de esas conexiones.

El llamado entrenamiento repetitivo y la atención durante la ejecución de las tareas, pueden mejorar estas conexiones y hacerlas funcionales, consiguiendo así un mayor aprendizaje y una mayor capacidad y rapidez de recuperación de funciones.

Pero ¿qué es el entrenamiento repetitivo? Son las reiteraciones constantes de un estímulo para generar las conexiones neuronales que nos interesan; es una especie de entrenamiento neuronal, ya que un solo estímulo no consigue conexiones neuronales ni redes neuronales estables.

Estas sinapsis dan lugar a estructuras funcionales en el cerebro, que van a constituir la base fisiológica de las formaciones psicológicas que permiten configurar las condiciones para el aprendizaje.

El cerebro del niño se “transformará” de acuerdo con los estímulos enviados desde su entorno. Esta capacidad de asimilar los estímulos del entorno se denomina plasticidad neuronal, plasticidad cerebral, neuroplasticidad o plasticidad sináptica.

 

Cada ser humano nacemos con una carga genética en la que van incluidas todas nuestras potencialidades. Que estas capacidades y habilidades logren su máximo desarrollo, dependerá, en gran medida, de todos esos estímulos que provocarán sinapsis. Esto ocurrirá gracias a la plasticidad cerebral de nuestro cerebro durante los primeros años de nuestra vida.

Si los trastornos del desarrollo infantil se detectan en el momento en que aparecen los primeros signos, su impacto será menor, puesto que se podrán poner en marcha los distintos mecanismos asistenciales y educativos y las intervenciones terapéuticas mostrarán su mayor eficacia. Esta información ha sido de gran valor especialmente para esos niños que nacieron en situaciones especiales poniendo en riesgo su desarrollo, y su posibilidad de sufrir retrasos significativos. Con estos niños, el trabajo de estimulación temprana representará la diferencia entre padecer una deficiencia importante de sus capacidades, o minimizar en lo posible dicho retraso o alteración.

Ciertas destrezas como dar el primer paso, sonreír por primera vez y mover la mano para decir adiós se denominan indicadores del desarrollo. Cada niño alcanza estos indicadores importantes en áreas como el juego, el aprendizaje, el habla, la conducta y el movimiento (gatear, caminar, etc.).

Los indicadores del desarrollo son las cosas que la mayoría de los niños pueden hacer a una edad determinada. Aprenda a reconocer los indicadores del desarrollo y si hay algo que le preocupa sobre el desarrollo de su niño, no dude en consultar con el pediatra.