La consulta al logopeda debería hacerse siempre que los familiares, los profesores, el médico de familia u otros médicos especialistas (otorrinolaringólogo, neurólogo,…) lo consideren conveniente, ya que son los observadores más cercanos al posible paciente.

Cuando se trata de los niños, en ocasiones los padres empiezan a sospechar que algo no va bien en su hijo, quizá por comparación con la evolución de algún hermanito o de hijos de amigos, quizá porque se lo dicen en la escuela infantil o en el colegio. En estos casos, a veces deciden esperar a ver si con el paso del tiempo se soluciona el problema. Muchas personas piensan “bueno…ya hablará”, “la gente no comprende lo que mi hijo dice, pero nosotros sí”, “es un vago en el colegio, no le gusta leer”, “está toda la tarde estudiando y luego no se lo sabe”, “no habla porque no le da la gana”, “no habla casi nada, pero lo entiende todo”, etc.

 

En el caso de adultos, hay enfermedades que conllevan un deterioro en el lenguaje (expresivo y/o comprensivo), memoria, atención, audición. También, tras sufrir un accidente cerebrovascular (trombosis, embolia) puede quedar afectado el lenguaje oral, escrito, la lectura o el cálculo.

El logopeda realizará pruebas para comprobar si es necesario comenzar un tratamiento. Se recomienda consultar con un especialista, ya que, en el caso que se necesitara una intervención logopédica, cuanto antes se empiece mejor pronóstico tendrá.

En muchas ocasiones, un pequeño retraso en algún aspecto del lenguaje puede llevar al niño a dificultades de aprendizaje en el colegio, problemas para relacionarse con otros niños, baja autoestima, mal comportamiento, inhibición, etc.

Si observa alguno de los siguientes indicadores, puede consultar con un logopeda para que evalúe la necesidad de intervención:

  • No se le comprende cuando habla o sólo le comprenden los padres.
  • Se “come” sonidos de las palabras, agrega otros o los cambia con mucha frecuencia.
  • No comprende algunas frases sencillas que le decimos.
  • No habla o habla muy poco.
  • Muestra dificultades cuando pronuncia algún sonido.
  • Vemos que el niño/a comienza a repetir la primera sílaba de las palabras, a tener ciertos bloqueos en el habla, se le altera la respiración cuando habla…
  • Tiene más dificultades que los niños de su edad en el acceso a la lectura.
  • Presenta dificultades en la comprensión de textos y enunciados de problemas.
  • Respira con la boca abierta.
  • Se encuentra afónico con frecuencia.
  • Presenta cambios de voz de forma muy frecuente.
  • Tiene dificultades para tragar sólido o líquido.
  • Está diagnosticado de nódulos, pólipos,…en las cuerdas vocales.
  • Se encuentra afónico con frecuencia.
  • Muestra dificultades para deglutir (tragar).
  • Se le ha diagnosticado alguna enfermedad neurodegenerativa como Parkinson, Huntington, Alzheimer, Esclerosis Lateral Amiotrófica…
  • Ha padecido un accidente cerebrovascular (Afasias).
  • Tiene pérdidas de lenguaje, vocabulario, memoria, atención, cálculo.